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Un nuevo universo para un nuevo milenio
Pedro J. Hernández | España
En estos últimos años hemos asistido a un cambio radical en nuestra
comprensión de las propiedades geométricas y dinámicas del universo.
La cosmología ha pasado de ser un campo esencialmente guiado por la
teoría a ser tan dependiente de las observaciones como cualquier rama
de la astrofísica. En los próximos párrafos vamos a explicar por qué
pensamos que el universo es plano y se expande de manera acelerada y
cómo ambos hechos implican la reaparición de una vieja conocida: la
constante cosmológica.
¿Por qué es tan difícil decidir en qué tipo de universo
vivimos?
El Big Bang nos proporciona una descripción de las propiedades
geométricas y dinámicas del universo a cambio de que introduzcamos los
valores de tres parámetros básicos: la constante de Hubble, la
densidad de materia y la densidad de energía de vacío, más conocida
esta última como constante cosmológica. Durante las últimas cuatro
décadas se han ido poniendo límites cada vez más estrechos al valor de
estas cantidades. Sin embargo, los cosmólogos aún no han podido
definir los parámetros con la suficiente precisión como para decidir
en qué tipo de Universo nos encontramos. Y en realidad, no es que
queden muchas posibilidades diferentes, como vemos en la tabla que se
presenta en la tabla 1.
Cuadro 1: Posibles modelos de universo.
Geometría del universo |
Contribuciones a la densidad |
Dinámica |
Plana |
Sólo densidad de materia = densidad crítica |
Universo en expansión eterna, en continua desaceleración y con
tendencia a detenerse en un tiempo infinito |
Densidad de materia + densidad de energía de vacío = densidad
crítica |
Universo en expansión eterna y en continua aceleración |
Curvatura negativa |
Densidad de materia algo menor que la densidad crítica |
Universo en expansión eterna y en continua desaceleración |
Densidad de materia + densidad de energía de vacío algo menor
que la densidad crítica |
Universo en expansión eterna y en continua aceleración rápida |
Curvatura positiva |
Densidad de materia algo mayor que la densidad crítica |
Universo con expansión desacelerada y posterior contracción en
un tiempo finito |
Densidad de materia + densidad de energía de vacío algo mayor que
la densidad crítica |
Universo en expansión desacelerada al principio alcanzando una
mínima velocidad de expansión que posteriormente empieza a crecer de
nuevo hasta convertirse en acelerada. |
Pero decidir entre esas pocas posibilidades no es tarea fácil. El
hecho de que el universo se haya decantado por una u otra opción
depende de una diferencia en la densidad tan exigua como el
equivalente a la masa de un átomo de hidrógeno por cada metro cúbico
de espacio.
Existen dos posibilidades de enfrentarse a este gran reto
observacional: bien estimando la densidad de materia y energía del
universo, estudiando el movimiento de objetos distantes. Ambos tipos
de mediciones se han llevado a cabo durante muchos años sin obtenerse
resultados concluyentes, debido a la incertidumbre intrínseca de los
métodos utilizados. Pero en estos últimos años han aparecido dos
técnicas observacionales novedosas que nos han llevado a una nueva era
donde la precisión en cosmología es posible. La primera es una técnica
clásica consistente en el estudio del movimiento de galaxias lejanas,
pero utilizando de forma novedosa el brillo de supernovas de tipo Ia
como indicador de distancias. La segunda técnica consiste en una
medida indirecta de la densidad utilizando las fluctuaciones del fondo
cósmico de microondas y sólo ha empezado a dar los primeros resultados
significativos en el último año.
Desplazamiento al rojo cosmológico (z)
Cuando obtenemos los espectros de galaxias lejanas observamos que las
líneas espectrales están desplazadas con respecto a las observadas en
los laboratorios terrestres.
Definimos el desplazamiento al rojo z de una línea espectral como la
diferencia entre las longitudes de onda observada (lo) y
emitida
(le) en unidades de la longitud de onda emitida:
1 + z = lo/le
Las distancias entre galaxias lejanas crecen en la misma proporción de
tal forma que se cumple
1 + z = Do/De, siendo Do
la distancia
actual y De la distancia en el tiempo en que se emitió la
luz.
Supernovas de tipo Ia y aceleración del universo.
Durante los últimos tres o cuatro años varios grupos han estado usando
Supernovas de tipo Ia como candelas estándar. Una candela estándar no
es más que una fuente luminosa cuyo brillo intrínseco es conocido y
usado para medir distancias. La enorme utilidad de las supernovas
reside en el hecho de ser capaces de rivalizar en brillo con el
conjunto de estrellas de su galaxia de origen, y por tanto es una de
las pocas formas que tenemos de conocer a qué distancia se encuentran
las galaxias más lejanas.
Las supernovas de tipo I son explosiones de enanas blancas situadas
en sistemas binarios. La acreción de materia que se produce desde la
estrella compañera hace que la enana blanca alcance el límite superior
de masa --conocido como límite de Chandrasekhar-- donde pierde su
estabilidad. Entonces la estrella empieza a colapsar y la compresión
propicia la combustión explosiva del carbono que produce una
destrucción total de la estrella. La radiación que se emite procede
principalmente de la descomposición radiactiva del níquel y el cobalto
producidos en la explosión. El pico de luminosidad de este tipo de
supernovas está relacionado con la rapidez de debilitamiento de su
brillo. Cuando se aplica esta correlación, la luminosidad relativa de
una supernova de tipo Ia puede determinarse dentro de un intervalo de
error del 10 al 20%. ¡Podemos así medir distancias extragalácticas
relativas con una precisión sin precedentes!.
Ahora que podemos comparar distancias entre galaxias lejanas
podremos estudiar cómo cambia la velocidad de alejamiento a medida que
nos vamos a diferentes épocas del universo. Pero ¿cómo relacionar esta
velocidad con la distancia?. El factor clave aquí es el desplazamiento
al rojo. Cada modelo de universo conlleva una relación definida entre
el desplazamiento al rojo y la distancia. Veamos a continuación cómo
podemos entender este hecho básico.
Representación del brillo de supernovas para diferentes
desplazamientos al rojo.
La línea superior roja es el resultado que cabría esperar en un
universo de densidad crítica dominado por la contribución de la
constante cosmológica. La línea central azul corresponde a un universo
de baja densidad dominado por materia. La línea inferior en verde
corresponde a un universo de densidad crítica dominado por materia.
Relación entre el brillo y el desplazamiento al rojo.
En un universo en expansión existen en principio tres efectos a
considerar sobre el movimiento de una galaxia. Uno es la inercia de la
expansión, que viene caracterizada por el valor de la famosa constante
de Hubble. Otro es la tendencia al frenado de la expansión originada
por la atracción gravitatoria mutua de toda la masa del universo. El
último es un efecto repulsivo debido a la constante cosmológica. Es
un fenómeno análogo al que se produce al lanzar una piedra
verticalmente hacia arriba. La inercia debida a la velocidad de
lanzamiento y la atracción gravitatoria terrestre tienen efectos
contrapuestos sobre el movimiento de la piedra (claro que aquí no
habría lugar para una constante cosmológica).
Supongamos ahora un universo con tan poca densidad de materia que el
efecto inercial de expansión sea el dominante --que constituiría el
análogo al caso de una piedra lanzada desde un cuerpo de poca masa
como un asteroide--. La tasa de expansión permanecerá muy
aproximadamente constante. Siempre que miremos a un objeto con
desplazamiento al rojo z = 1 estaremos mirando atrás hasta una época
cuando los objetos del universo estaban la mitad de separados que en
la actualidad (ver cuadro sobre desplazamiento al rojo). En un
universo con una tasa constante de expansión eso significa que una
supernova observada con desplazamiento al rojo z = 1 habría emitido
su luz cuando el universo tuviera la mitad de su edad actual.
Si observáramos la misma supernova pero ahora situada en un universo
con mayor densidad de materia, la desaceleración de la expansión por
efecto de la atracción gravitatoria implicaría que el universo se
estaba expandiendo más rápido en el pasado que en la actualidad. Los
objetos en el universo estarían la mitad de separados al
desplazamiento al rojo z = 1 que lo que están en la actualidad, pero
el universo ya no tendría la mitad de su edad, sino algo menos. Al
expandirse más rápido en el pasado que en la actualidad, se
necesitaría menos tiempo que en el caso con tasa de expansión
constante para llegar hasta la separación actual, y por tanto la luz
habría viajado durante menos tiempo desde la supernova hasta nosotros.
Su distancia aparentaría ser menor y aparecería algo más brillante que
en el caso de un universo de baja densidad.
La energía de vacío
El principio de incertidumbre de Heisenberg permite la formación de
pares virtuales partícula-antipartícula durante breves instantes de
tiempo. Este proceso implican que el vacío debe tener una densidad de
energía diferente de cero que a veces se denomina "energía del punto
cero" ó "energía de vacío". Existen evidencias experimentales
indirectas de la existencia de esta densidad de energía de vacío a
través de lo que se conoce como el efecto Casimir. Como en relatividad
cualquier contribución energética tiene implicaciones gravitatorias
podemos decir que ¡el vacío pesa!.
Pero, ¡¿cómo puede el vacío pesar algo?!. Si tenemos un pistón "lleno
de vacío" y tiramos del émbolo, crearemos más vacío, que por tanto
contendrá una mayor "energía de vacío" y que sólo ha podido ser
suplida por la fuerza que movió el pistón. En el proceso, la densidad
de energía de vacío debe ser por supuesto una constante puesto que no
puede depender de ningún parámetro ya que ¡en el vacío no hay nada de
lo que pueda depender!. Cuando hacemos el experimento más habitual con
un gas en el interior del pistón, baja la presión del gas. En este
proceso "bajar la presión" implica enfriamiento y por tanto
"disminución de la energía interna del gas". En el caso del vacío
ocurre lo contrario. Tenemos por tanto que calcular la presión del
vacío como negativa. En otras palabras, el vacío actúa como una fuerza
gravitatoria repulsiva. Esa fuerza gravitatoria repulsiva es lo que se
denomina a veces constante cosmológica.
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El resultado que han obtenido los grupos de investigadores de
supernovas no corresponde a ninguno de los dos casos mencionados en
las líneas precedentes. Las supernovas a un determinado desplazamiento
al rojo son aún menos brillantes que lo esperado en un universo de
baja densidad. La manera más directa de interpretar este resultado es
que el universo está en expansión acelerada. Así, ésta era más lenta
en el pasado que en la actualidad, con lo que el universo necesitó más
tiempo para alcanzar la separación actual de objetos y por tanto la
luz de la supernova ha tardado más tiempo hasta nosotros, lo que
implica una mayor distancia aparente y consecuentemente un menor
brillo aparente.
Cabe por supuesto la posibilidad de que ese menor brillo observado sea
debido a efectos evolutivos o de interposición de gas y polvo que no
se han tenido en consideración. Pero el trabajo observacional de los
grupos de supernovas ha sido muy cuidadoso en tener en cuenta todos
estos detalles y aún se sigue estudiando la manera en que esos
resultados podrían ser engañosos.
¿Una modelo definitivo? Fluctuaciones del fondo cósmico de
microondas.
Si fijamos un radiotelescopio lo suficientemente sensible en una
dirección particular del cielo podremos sintonizar una señal muy débil
con un máximo centrado en una frecuencia de unos 280 GHz que
corresponde al rango de las microondas en el espectro
electromagnético. Si nuestro radiotelescopio fuera capaz de sintonizar
frecuencias cercanas a los 280 GHz, observaríamos que la intensidad de
la señal disminuye a ambos lados de una forma particular y
sorprendentemente equivalente a la señal que mediríamos a la salida de
un pequeño agujero realizado en las paredes perfectamente absorbentes
de un objeto hueco (un cuerpo negro) a 2,73 grados por encima del cero
absoluto de temperatura. Técnicamente se suele llamar a esta señal
fondo cósmico de microondas.
«En algún momento la temperatura era tan alta que ni siquiera los
átomos podían haber existido como tales, encontrándose los electrones
desligados de los núcleos.»
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Sólo el modelo del Big Bang nos da una respuesta simple a la
existencia de este fondo de microondas. Si el universo está en
expansión, éste tenía que ser más pequeño, más denso y más caliente en
el pasado. En algún momento la temperatura era tan alta que ni
siquiera los átomos podían haber existido como tales, encontrándose
los electrones desligados de los núcleos. En esas condiciones los
electrones interaccionan con las partículas de luz (los fotones) de
una forma muy eficiente. En otras palabras, la luz estaba en estrecho
contacto con la materia alcanzando ambas un equilibrio térmico
perfecto. Pero la expansión del universo enfriaba el entorno hasta que
alcanzados unos 3000°C los electrones empezaron a combinarse
rápidamente con los núcleos formando átomos. En ese momento la luz
empezó a viajar libremente, encontrando cada vez menos electrones a su
paso. Esa luz sigue entre nosotros, pero la expansión del universo ha
tenido como efecto el disminuir drásticamente la frecuencia hasta
convertirla en microondas.
En cualquier dirección en la que apuntemos nuestro telescopio veremos
lo mismo, o mejor dicho casi lo mismo. En 1992, el satélite COBE de la
NASA descubrió que la temperatura equivalente del fondo cósmico de
microondas varía ligeramente entre dos puntos del cielo separados
angularmente unos pocos grados. Las variaciones de temperatura son
extraordinariamente pequeñas, de unas pocas cienmilésimas de grado.
Fueron buenas noticias, porque un fondo de microondas sin esas
fluctuaciones implicaría un universo demasiado uniforme. Pero sabemos
que el universo no puede ser perfectamente uniforme porque actualmente
existen estructuras galácticas y grandes vacíos, y esa enorme
heterogeneidad del universo presente tendría que tener su marca de
fábrica en el universo primigenio.
Representación de las variaciones del fondo cósmico de microondas
Las zonas rojas corresponden a zonas ligeramente más calientes y las
azules a zonas ligeramente más frías. Se representa la señal pura
esperada producida por las ondas acústicas de periodicidad l = 2
correspondiente a una escala angular de 90°, de periodicidad l
= 16, correspondiente a unos 11° y los datos obtenidos por COBE
donde supuestamente deben estar la contribución de todos los modos de
oscilación.
En la fase de gas caliente en el universo primigenio, las variaciones
de la densidad de un lugar a otro se propagarían al modo de ondas
acústicas. Esas variaciones se producirían por el hecho de que los
fotones de luz tienden a dispersar la materia mientras que ésta tira
gravitatoriamente del entorno, produciéndose dos efectos
contrapuestos: cuando la densidad disminuye debido a la acción
dispersora de los fotones,
su presión pierde eficiencia y empieza a ganar el tirón gravitatorio que
vuelve a aumentar la densidad en un ciclo que se autoalimenta a sí mismo
creando ondas acústicas.
Si pudiéramos estar en aquel ambiente infernal de la creación seríamos
capaces de oír un ruido característico de esas ondas acústicas de
densidad. Entre todo ese ruido distinguiríamos (con los oídos
apropiados claro) una nota particular que destaca entre todas las
demás, una longitud de onda que la expansión del universo ha alargado
unas 1100 veces de tamaño y que ahora podríamos observar como un
máximo de variación de la temperatura del fondo cósmico entre dos
regiones del cielo separadas angularmente algo menos de 1°. La
razón de la existencia de una frecuencia que destaca sobre las demás
está relacionada con el hecho de que los modos de oscilación acústicos
no pueden estar coordinados más allá de la distancia que ha viajado la
luz desde el comienzo del universo.
Por su puesto que no podemos oír la música de la creación, pero sí al
menos representar sus notas. La posición exacta de esa nota destacada
depende de la densidad total de materia y energía del universo. Un
poco más denso y la escala angular será algo mayor; un poco menos
denso y la escala se hará menor.
En noviembre de 1999 llegaban a los medios de comunicación los
resultados preliminares del proyecto Boomerang, un globo
estratosférico provisto de un pequeño radiotelescopio capaz de medir
variaciones de la temperatura del fondo de microondas en escalas de
hasta 1/5 de grado. Los datos de la muestra obtenida, que cubría un
1% del cielo, fueron publicados en la revista Nature en abril
de 2000. Habían descubierto el rastro dejado por la contribución
principal de las ondas acústicas. El denominado técnicamente primer
pico Doppler estaba justo donde cabría esperar si la densidad total
del universo fuera igual a la densidad crítica; el universo tiene
geometría espacial euclídea, o en términos más coloquiales, el
universo parece ser plano.
Desde entonces otros grupos han añadido más datos con lo que la forma
del primer pico Doppler empieza a delimitarse con cierta claridad.
La sorpresa de la constante cosmológica.
Como hemos visto anteriormente, los resultados de la variación del
brillo aparente de supernovas de tipo Ia con el desplazamiento al rojo
indicaban que el universo está acelerando la expansión. Al mismo
tiempo, las observaciones de las variaciones de la temperatura del
fondo cósmico de microondas parecen indicar que la densidad de materia
y energía del cosmos es igual a la densidad crítica. Sólo hay una
salida compatible con estos dos resultados preliminares y es admitir
que la contribución de la constante cosmológica a la densidad de
energía del universo es significativa. Este hecho nos deja ante dos de
las preguntas más importantes de la física y de la astrofísica
actuales:
- ¿Por qué la constante cosmológica es unos 120 órdenes de magnitud
menor que lo que predicen las teorías cuánticas de campos?
- ¿Por qué su contribución a la densidad de energía en el universo
presente es del mismo orden de magnitud que la densidad de materia?
Nadie tiene una respuesta convincente a ninguna de estas dos
preguntas. Quizás, a falta de otras propuestas, el físico Steven
Weinberg ha sugerido que la única solución natural a la segunda
cuestión sea que los escenarios inflacionarios, donde existen una
infinidad de universos en expansión como el nuestro, sean
representaciones suficientemente aproximadas de la realidad. Cada uno
de esos universos partiría con valores diferentes de sus parámetros
básicos y la vida sólo sería posible en aquellos universos con una
constante cosmológica lo suficiente pequeña para que la tasa de
expansión acelerada no fuera impedimento para el colapso gravitatorio
del hidrógeno primordial y la posterior formación de galaxias. A los
observadores no les quedaría más remedio que hallarse a sí mismo en
universos donde la constante cosmológica tuviera un valor apropiado.
¡Quizás seamos unos de los ganadores de la gran lotería cósmica!.
Valores posibles de la densidad de materia (eje horizontal) y de
la constante cosmológica (eje vertical) en unidades de densidad
crítica
La elipse amarilla representa los valores compatibles con los datos de
Supernovas tipo Ia. La elipse rosa circundante corresponde a la
incertidumbre de esas observaciones. La banda azul corresponde a los
valores compatibles con las observaciones del fondo cósmico de
microondas. La intersección entre ambos resultados implica una mejor
estimación de la densidad de materia del orden del 30% de la densidad
crítica y una contribución de la constante cosmológica del orden del
70% de la densidad crítica.
Una nueva década de precisión en Cosmología.
Estamos entrando seguramente en la década más apasionante de la
cosmología moderna debido a la avalancha de observaciones que se nos
avecina realizadas con instrumentos cada vez más sofisticados y
precisos. Quizás los resultados más espectaculares vengan de la mano
de dos misiones de satélites con instrumentos para medir las
variaciones del fondo cósmico de microondas con una precisión sin
precedentes (algo inferior a la cien milésima de kelvin). La misión de
la NASA MAP (Microwave Anisotropy Probe), que fue lanzado en
junio de 2001, está rastreando variaciones en escalas angulares
superiores a 0,2°. La otra misión de la ESA, Planck
Surveyor será capaz de delimitar la posición del segundo pico
Doppler. Esas observaciones combinadas con los avances en la
catalogación de millones de galaxias, en la detección de lentes
gravitatorias y en otro gran números de nuevas técnicas en desarrollo
permitirá que a principios de la próxima década tengamos valores de
los principales parámetros cosmológicos con menos del 1% de error.
Pero en astrofísica las cosas suelen ser más complicadas de lo que
parecen en un principio. Una simple idea como la del principio
cosmológico --un principio democrático donde todos los observadores
verían un universo similar desde cualquier posición-- formulada por
Einstein para obtener soluciones cosmológicas matemáticamente
sencillas que se convertirían en el conjunto de modelos que
denominamos Big Bang Caliente, nos ha llevado a una descripción
sorprendentemente aproximada de las propiedades a gran escala del
universo. Pero la historia de esta disciplina nos enseña a ser
comedidos y a nadie le sorprendería que hubiera sorpresas
insospechadas desde nuestro limitado conocimiento de cómo funciona la
naturaleza a esas escalas inmensas.
Páginas de interés.
Pedro J. Hernández (phgt@correo.rcanaria.es) es licenciado en
física/astrofísica y profesor de enseñanza secundaria.
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