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Editorial
La llegada del año 2000 va a traer un sinfin de noticias relacionadas con el
fin del mundo, aunque los hay más optimistas y sólo nos auguran un año muy
catastrófico. Por ejemplo, el más famoso de los astrólogos, Nostradamus,
anunciaba un gran cambio para la mitad de 1999. Buscando señales en el
cielo, algunos se han preocupado por las conjunciones planetarias. El 2 de
enero del recién estrenado 1999 llegaba una nota de prensa de un
observatorio chino. Los astrónomos orientales explicaban que la forma de
cruz que formarán los planetas en agosto de este año es totalmente casual y
no producirá ningún ``desperfecto" aquí en la Tierra. En el mismo sentido no
son pocos los preocupados por la conjunción planetaria del próximo 2000.
Este fenómeno ha sido incluso comentado por el experto de mecánica celeste
Jean Meeus en la revista Sky & Telescope, en previsión de la
curiosidad que despertará entre la población.
Aunque de todos es conocida la futileza de la superstición de estos
fenómenos totalmente naturales que se vienen repitiendo desde la creación
del Sistema Solar sin mayor problema, también en las puertas de la Ciencia
ha tocado el ``demonio" del 2000. Según nos bombardean en todos los medios
de comunicación, el ``efecto 2000", hará que todos nuestros ordenadores
dejen de funcionar, los cajeros automáticos se vuelvan locos y hasta los
arsenales de misiles soviéticos se disparen sin previo aviso. Algunos
estadounidenses, que son muy dados a estos asuntos, ya han desempolvado los
búnqueres y acopian alimentos, seguros de que incluso los mercados y centros
comerciales dejarán de ofrecer sus servicios. La industria informática ya
hace algunos años que se está preparando y beneficiando. No tiene más que
pasar por la tienda de ordenadores más cercana y observar que la mayoría de
los programas comerciales incluye la etiqueta ``preparado para el 2000". Y
el mismísimo Imperio del Software, también conocido como Microsoft, ha
renombrado su producto estrella, el Windows NT 5.0, a Windows 2000. Por
supuesto, avisan que su Windows98, acabadito de salir a la calle, aún no
está del todo apunto para recibir al próximo milenio. ¿Dónde termina el
problema y comienza el rumor?
En este número podrás encontrar la biografía de Carl Sagan, el científico
que más pasiones ha levantado entre el público general por su dedicación a
la divulgación, al lado de Jaques Costeau. Esperemos que su vela siga
llamando a muchos, durante mucho tiempo, por el camino de la razón.
Buenas noches... de observación, naturalmente.
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