Astronomía Digital

  • Número 3.

  • Astronomía Digital.
  • Bienvenidos.
  • GSiew.
  • Guía para autores.
  • Carl Sagan, una vela en la oscuridad

    Lourdes Villarreal Lujan | México

    Siempre consideraré al Dr. Sagan mi guía intelectual, y nunca podré reponerme de la trágica pérdida que significó su fallecimiento. He pensado en miles de cosas para honrar su memoria, y creo que la más adecuada es haciendo lo que él mismo hizo con tanto entusiasmo y valor: enseñar las maravillas de la ciencia al individuo normal, común y corriente. Esta biografía que dista mucho de ser perfecta, pero que trata de ser lo más precisa posible.


    Infancia y adolescencia.

    Carl Edward Sagan nació el 11 de noviembre de 1934 en el barrio de Bensonhurst, en el corazón de Brooklyn, N.Y., hijo de inmigrantes provenientes de la Europa central. El mismo cuenta algo acerca de sus humildes orígenes en "Nómadas", la introducción de su libro "Un Punto Azul Pálido" (Ed. Planeta, Barcelona, 1996):

    "Dudo mucho que, en toda su existencia, Leib (Gruber, su abuelo) se hubiera alejado más de cien kilómetros de Sassow, el pequeño pueblo que le vio nacer. Pero entonces, en 1904, según cuenta una leyenda familiar, a fin de evitar una condena por asesinato decidió de repente huir al Nuevo Mundo, dejando tras de sí a su joven esposa. Qué distintas de aquella atrasada aldea hubieron de parecerle las grandes ciudades portuarias alemanas, qué inmenso el océano, qué extraños los altísimos rascacielos y el frenético ajetreo de su nuevo hogar. Nada sabemos de su viaje transoceánico, pero encontramos la lista de pasajeros correspondiente al trayecto cubierto con posterioridad por su esposa, Chaiya, que fue a reunirse con Leib en cuanto hubo conseguido ahorrar lo suficiente. Viajó en la clase más económica a bordo del Batavia, un buque registrado en Hamburgo. En el documento se aprecia una concisión que, en cierto modo, parte el corazón: «¿Sabe leer o escribir?» «No.» «¿Habla inglés?» «No.» «¿Cuánto dinero lleva?» Me imagino lo vulnerable y avergonzada que debió de sentirse al responder: «Un dólar»".

    Desembarcó en Nueva York, se reunió con Leib, vivió el tiempo suficiente para dar a luz a mi madre y a mi tía y luego murió a causa de complicaciones del parto. Durante esos pocos años en América, en algunas ocasiones habían adaptado su nombre al inglés y la llamaban Clara. Un cuarto de siglo después, mi madre puso a su primogénito, un varón, el nombre de la madre que nunca llegó a conocer.

    Samuel Sagan, su padre, fue un judío emigrante de Rusia que trabajó de cortador en tela en una fábrica de ropa y llegó a ser un próspero comerciante aún durante las años de la Depresión. Rachel, su madre, fue una ama de casa que dedicó todo su tiempo a educar a sus hijos con amor y dedicación. Los Sagan siempre se preocuparon por la educación del pequeño Carl, quien siempre mostró vocación hacia la ciencia. Un buen ejemplo es cuando a la edad de 5 años, los Sagan llevaron a su hijo a la Exposición Mundial de 1939 en Nueva York. Carl quedó impresionado ante las visiones futuristas de aquella época.

    Carl Sagan en la contraportada de su libro "Miles de millones".

    También el cielo nocturno despertó su curiosidad. Al no haber nadie a su alrededor que le supiera o quisiera explicar qué eran las estrellas, en cuanto tuvo 7 u 8 años su madre lo llevó a la Biblioteca Pública de Nueva York, y el mismo Carl pidió un libro acerca de estrellas. La amable empleada le dio un libro que tenía en su portada a Clark Gable y Greta Garbo: estrellas de Hollywood. Muy pronto Sagan supo que no toda la gente tenía muy claro el concepto de estrella.

    Cuando le hubieron traído el libro correcto, Carl lo leyó completo. También las lecturas de ciencia ficción de la época despertaron su imaginación en cuanto a la posibilidad de vida en otros mundos. En "Cosmos" (Editorial Planeta, Barcelona, 1982) nos relata:

    "Yo recuerdo haber leído de niño, fascinado y emocionado, las novelas marcianas de Edgar Rice Burroughs. Viajé con John Carter, caballero y aventurero de Virginia, hasta "Barsoom", el nombre que daban a Marte sus habitantes. Seguí a manadas de bestias de carga con ocho patas, los thoat. Y conseguí la mano de la bella Dejah Thoris, princesa de Helium. Me hice amigo de un luchador verde de cuatro metros, llamado Tars Tarkas. Me paseé por las ciudades en aguja y por las abovedadas estaciones de Barsoom, y a lo largo de las verdes veredas de los canales de Nylosirtis y Nephentes (...) John Carter consiguió llegar allí simplemente al situarse de pie en un campo extendiendo sus manos y deseándolo. Recuerdo haberme pasado, de niño, bastantes horas con los brazos resueltamente extendidos en un campo solitario implorando a lo que creía que era Marte, para que me trasladara hasta allí. Nunca dio resultado. Tenía que haber otros sistemas".

    Según cuentan quienes lo conocieron, en aquella época no había palabra para lo que quería ser: quería viajar e investigar la vida en otros planetas, quería estudiar las estrellas, quería diseñar naves espaciales... pero a pesar de sus sueños por viajas hacia las estrellas, Carl era sensato y comprendió que quizá para cuando existieran naves espaciales él ya sería demasiado viejo. Pero decidió que estudiaría a las estrellas. Recibió algunos desaires, como el de su abuelo, quien le preguntó que a qué le gustaría dedicarse cuando fuera mayor. Carl muy orgulloso le contestó: "quiero estudiar astronomía". El abuelo volvió a preguntarle: "Eso está muy bien. ¿Y qué piensas hacer para ganarte la vida?". Mas eso no detendría a la inquieta mente de Sagan, quien muy pronto descubrió que muchas gente estudiaba astronomía y en en realidad ganaban dinero con su profesión. Junto con el total e incondicional apoyo de sus padres y algunos maestros, el destino del futuro científico y divulgador ya estaba escrito.


    Estudios.

    Hacia el final de la Segunda Guerra Mundial, los Sagan se mudaron a Nueva Jersey donde tendrían una vida mejor. Ahí Carl realizó sus estudios preparatorianos en la Radway High School, en donde fue escogido como el estudiante más inteligente y que tenía más posibilidades de tener éxito en la vida.

    Al terminar la preparatoria, Carl se trasladó a Chicago para estudiar en la universidad de aquella ciudad. Ahí tuvo que abandonar su interés hacia los cohetes como un posible medio para viajar al espacio, debido a que dicha universidad no contaba con un departamento de ingeniería. Entonces se concentró en estudiar lo que siempre le fascinó: las estrellas.

    Avanzó rápidamente en su carrera como científico; muy pronto destacó entre sus compañeros, y durante las vacaciones de verano trabajó en el laboratorio del científico ganador del Premio Nobel H.J. Mueller, quien en aquella época se dedicó a investigar el origen de la vida en este planeta. Ahí Sagan, sin embargo, realizó actividades de poca importancia.

    Sagan finalizó su doctorado en astronomía y astrofísica bajo la tutela del Dr. Gerard Kuiper, otro científico intrépido que estudió la posibilidad de vida en otros planetas, y a quien se le conoce como El Padre de la Ciencia Planetaria Moderna. Hay que aclarar que hombres como estos tuvieron que luchar por sus ideas, pues en aquella época sus colegas, concentrados en temas más convencionales, consideraban la investigación de vida en otros planetas como ciencia ficción. Mas pronto cambiarían las perspectivas del espacio para siempre, cuando científicos soviéticos realizaron con éxito el impactante lanzamiento del Sputnik hacia el espacio para colocarlo en órbita alrededor de la Tierra, en 1957.

    En ese mismo año, el 16 de junio de 1957, Carl contrajo nupcias con la estudiante Lynn Alexander (más tarde Lynn Margulies), quien al igual que Sagan, causó controversia con sus teorías revolucionarias acerca de la evolución de la vida en la Tierra. Tuvieron dos hijos, Dorion y Jeremy.

    Durante esos años, Sagan dio a conocer los resultados de su primera gran investigación como científico, en donde sugería un efecto invernadero en Venus. Sus cálculos perfectos causaron sensación, y fue invitado por la NASA para trabajar como científico colaborador. Los datos transmitidos por el Mariner II desde Venus comprobaron la veracidad de las teorías de Sagan.

    Ya no había nada que impidiera el comienzo de la Aventura Espacial. Y mucho menos hubo algo que impidiera que Carl Sagan participara en ella.


    Sus primeros años como investigador.

    Aunque la NASA se proponía principalmente enviar una misión tripulada por el hombre a la Luna, Sagan nunca vio con buenos ojos el programa espacial Apollo. Lo consideraba un desperdicio de dinero y un riesgo hacia las vidas de los astronautas; sin embargo, el colaborar con la agencia espacial le permitiría hacer sus sueños realidad: explorar otros mundos e investigar la posibilidad de vida en ellos. Mas el concentrarse en sus ambiciones llevaron su matrimonio al fracaso, y en 1963, se divorció de Lynn Alexander. Ella se llevó a los niños y Carl, ya solo, se concentró en sus actividades en la NASA, además de que aceptó un puesto como astrónomo en la renombrada Universidad de Harvard.

    El Mariner 4 fue la primera sonda en llegar a Marte, en el mes de junio de 1965, y todos los científicos que participaron en el proyecto, especialmente Sagan, esperaban ansiosos las imágenes que la sonda habría de transmitir. Marte era un punto en el cielo que resultaba particularmente atractivo en aquella época; todavía se recordaban los famosos "canales" observados por Percivall Lowell a principios de este siglo. A pesar de que las observaciones con telescopios más potentes habían ya descartado la idea de que dichos canales podían haber sido construidos por alguna civilización inteligente, Marte no perdía su fascinación...

    % Mariner 4 % Mariner 4

    Pero después que los científicos hubieron observado todas las imágenes y analizado los valiosos datos enviados por las sondas, se concluyó que no había indicios de erosión causada por agua, excluyendo casi por completo la posibilidad de que alguna vez pudo haber existido siquiera la forma de vida más elemental en el planeta rojo. Sagan, lejos de desanimarse, optó por comenzar a monitorear señales de vida mediante aparatos que no requerían de condiciones atmosféricas óptimas como los telescopios ópticos, ni el costoso lanzamiento de una sonda espacial: radiotelescopios.

    Simultáneamente, Carl empezó a colaborar con el científico soviético I. S. Shklovski y juntos organizaron debates y discusiones junto con otros colegas interesados en buscar vida extraterrestre; el contenido de dichas discusiones fue después publicado en el libro "OVNIS: Un Debate Científico", que trata precisamente acerca de los inicios de la búsqueda de vida en otros mundos. Desde un principio Sagan dejó muy en claro que el objeto de sus investigaciones no tenían nada qué ver con el cada vez más popular fenómeno OVNI. Sin embargo, la conservadora Universidad de Harvard no vio con buenos ojos sus actividades, y al año siguiente le negaron la renovación de su contrato.

    Esto significó un duro golpe en la carrera de Sagan, pero casi inmediatamente recibió una oferta de la Universidad de Cornell, en Ithaca, Nueva York, la cual tenía la fama de tener entre sus filas a científicos que investigaban temas especulativos y poco convencionales. Como es de suponer, Carl Sagan fue recibido con los brazos abiertos. Sagan se mudó a Ithaca al lado de su flamante esposa, la artista Linda Salzmann, con quien contrajo nupcias el 6 de abril de 1968. Carl se convirtió en el director del Laboratorio de Ciencias Espaciales en Cornell, puesto que, junto con sus clases en dicha universidad, ocupó por el resto de su vida.

    A pesar de todas estas actividades, Sagan formó parte del equipo de operadores y científicos encargados del proyecto Apolo 11 en 1969. Pero lo más significativo en ese año para él fue la misión del Mariner 9 a Marte, la cual excedió todas las expectativas al orbitarlo dos veces al día ese y fotografiar el 100% por ciento de su superficie, mostrando evidencias de que alguna vez fue activo, por lo que pudo haber vida.


    La misión Pioneer.

    Poco a poco Sagan toma experiencia de sus años como maestro y científico, que junto con su gran capacidad de observación le permitió comprender que el individuo normal, sin preparación universitaria, debía ser introducido al mundo de la ciencia y a la astronomía. Con gran entusiasmo y sin importarle tomar algo de tiempo de sus propias investigaciones se emprendió a la tarea de popularizar la ciencia. Pero quizá ni él mismo estaba consciente de su enorme talento ya no para explicar temas complicados de una manera sencilla, sino para contagiar su entusiasmo y pasión hacia la ciencia y el saber. Carl comienza a publicar artículos de divulgación científica en revistas no especializadas y realiza esporádicas apariciones en programas de televisión. Paulatinamente empieza a ser reconocido por la gente común, amén de la popularidad con la que ya contaba entre la elite científica. Mas Carl Sagan pronto estaría en boca de todos a causa de... una placa.

    En 1973 fueron lanzadas las sondas espaciales Pioneer 10 y 11 con el fin de transmitir imágenes y datos desde los gigantes de nuestro sistema solar: Júpiter y Saturno. Sagan y su colega y amigo Frank Drake consiguen autorización de la NASA así como los fondos necesarios para incluir en Pioneer 10 una placa grabado con símbolos, en caso de que alguna civilización extraterrestre se topara con la nave durante su viaje hacia el espacio exterior, hacia donde se está dirigiendo en estos mismos momentos. La placa fue diseñada por Drake y Sagan, y dibujada por Linda Salzmann.

    La placa del Pioneer 10.

    La clave para descifrar la placa radica en entender el agotamiento del elemento más común en el universo: el hidrógeno. Este elemento viene ilustrado en la parte izquierda de la placa en forma esquemática, mostrando la transición superfina del hidrógeno atómico neutro. Cualquier ser proveniente de una civilización con la suficiente educación científica para comprender el hidrógeno debería ser capaz de interpretar el mensaje. Igualmente se señala la posición de la Tierra en nuestro Sistema Solar... pero todo esto hubiera pasado casi desapercibido de no ser por el hecho de que también se incluyeron grabados que mostraban a un hombre y una mujer desnudos. Los medios se apresuraron a mostrar imágenes de la placa en periódicos, revistas y televisión, y la conservadora Norteamérica se volvió loca.

    Aquí unos extractos de "Señales de la Tierra", narrado por Frank Drake (traducido del alemán "Signale der Erde", Droemersche Verlagsanstalt Th. Knaur Nachf. München/Zürich, 1980):

    "La placa en el Pioneer 10 y 11 llevó, así de sencilla como era, a reacciones tanto divertidas como sorprendentes por parte de la opinión pública. Los medios de comunicación y las estaciones de televisión se confrontaron con el problema de enseñar la placa en todos sus detalles, a pesar de que se mostraba a humanos desnudos. En el Chicago Sun-Times los redactores de esforzaron desesperadamente por retocar las partes sexuales hasta hacerlas desaparecer, por lo que de una edición a otra durante el mismo día una parte delicada de la anatomía detrás de otra desaparecía. El jefe de redacción de Los Angeles Times recibió furiosas cartas de lectores que culpaban a la NASA de malgastar el dinero de los contribuyentes para enviar obscenidades al espacio. También había cartas de feministas ofendidas que por otro lado protestaban que la mujer de la placa parecía ser una subordinada del hombre. ¿Qué no parecía estar atrás del él? ¿Y por qué, por todos los cielos, el hombre era quien tenía la mano alzada y la de ella no? Todo esto fue una desagradable sorpresa para Linda Sagan, quien se considera una mujer emancipada.

    También estaban sorprendidos y apesadumbrados algunos que pensaron que las imágenes de los humanos representaban demasiado a su propia raza, cualquiera que fuera. Llama la atención que esto fue objetado por personas de todas las razas, lo que nos hace pensar en una profunda verdad psicológica en todos nosotros. Lo más importante es que este mensaje fue realizado por un grupo muy pequeño de humanos --exactamente por tres-- y con eso no fue ni tan representativa de toda la humanidad, ni tan informativa como pudo haber sido. En la prensa inglesa aparecieron artículos que demandaban que futura información de este tipo fuera dirigido por un gran grupo de científicos y laicos internacional.

    Después de todo este tiroteo de críticas llegamos a la conclusión que la mayoría de ellos eran irrelevantes. Éramos de la opinión que no habíamos cometido ningún error grave. Sin embargo, las críticas consiguieron hacernos ver el arte de recopilar mensajes interestelares con mucha más humildad. Habíamos descubierto que una gran parte de la humanidad se preocupaba por el contenido de mensajes interestelares, aún cuando la posibilidad de que fueran recibidos era muy pequeña."

    De igual modo mucha gente expresó sus objeciones porque pensaron que mostrando nuestra localización en el espacio, sería mucho más fácil que civilizaciones bélicas nos localizaran para conquistar o destruir la Tierra. Con todo, también hubo muchas reacciones positivas, y personas de todas partes también escribieron cartas a los periódicos para expresar su aprobación y entusiasmo. Comenta Sagan en "La Conexión Cósmica" (Plaza & Janés, Barcelona, 1978):

    "El mensaje que llevaba a bordo el Pioneer 10 ha sido una auténtica diversión. Pero también ha sido algo más que eso. Es una especie de prueba cósmica Rorschach, en la cual muchas personas ven reflejadas sus esperanzas y temores, sus aspiraciones y derrotas, los más oscuros y los más luminosos aspectos del espíritu humano. El envío de tal mensaje nos obliga a considerar cómo deseamos estar representados en una raciocinación cósmica. ¿Cuál es la imagen de la Humanidad que podríamos desear presentar a una civilización superior ubicada en cualquier punto de la Galaxia? La transmisión del mensaje del Pioneer 10 nos estimula a considerarnos a nosotros mismos desde una perspectiva cósmica.

    En mi opinión, creo que el mayor significado de la placa del Pioneer 10 no es precisamente el hecho de enviar un mensaje al exterior, sino más bien el de que se trata de un mensaje a nosotros mismos".

    Amartizaje.

    El 20 de agosto de 1975 es lanzado el cohete que llevaría a las sondas Viking 1 y 2 hacia Marte. El Viking 2 aterrizó con éxito en la superficie de ese planeta el 20 de julio de 1976, transmitiendo imágenes muy similares a las de los desiertos de la Tierra, pero para los entusiastas del espacio como Sagan esto significó un sueño hecho realidad. La nave estaba equipada con aparatos destinadas a efectuar pruebas en el suelo y atmósfera marcianos para determinar si quizá alguna vez existió vida. Como con el Mariner 4, en esta ocasión tampoco se pudo tener evidencia alguna, mas el haber posado exitosamente una nave en la superficie de uno de nuestros planetas vecinos fue otro gran salto para la humanidad, ya que al estudiar las condiciones ambientales en otros mundos, lentamente vamos aprendiendo más acerca del nuestro.

    Sin embargo, esta similitud de Marte con la Tierra despertó poco interés entre los medios de comunicación y, por consiguiente, del público. Más que nunca Carl Sagan se dedicó a popularizar la ciencia, llegando a aparecer en el famoso The Tonight Show de Johnnie Carson. Fue tal el éxito obtenido que Sagan empezó a convertirse en una especie de símbolo nacional norteamericano. Sagan comenzaba a vislumbrarse como una estrella en el firmamento por sí misma, y las apariciones en dicho programa de televisión se hicieron más frecuentes.

    % El planeta rojo tomado por la cámara del Viking 2 Panorama marciano

    En 1977 sale a la venta su libro "Los dragones del Edén", que habla acerca de la evolución de la inteligencia. Este libro (quizá mi favorito) le valió el premio Pulitzer. Pero no sólo eso, sino también otro mensaje hacia las estrellas y un amor prohibido hicieron que 1977 fuera un año crucial en la vida de Sagan.


    Viajeros del espacio.

    El éxito de la misión Viking alentó a la NASA para enviar otras dos naves espaciales para explorar el sistema solar exterior, principalmente a Júpiter y Saturno: los Voyager 1 y 2. Debido a que dichas naves también estaban destinadas a perderse en la inmensidad del cosmos, Sagan y Drake, ni tardos ni perezosos, aprovecharon la oportunidad para enviar otro mensaje interestelar. Sin embargo, a pesar de haber pasado sólo unos años desde la misión Pioneer, la tecnología había avanzado lo suficiente como para enviar no sólo una placa, sino un disco conteniendo imágenes y música con "la historia del Planeta Tierra".

    Primeras imágenes del explorador Viking 2 en Marte.

    La popularidad de Sagan también era grande entre los círculos de intelectuales y artistas, por lo que reunió a talentosos colaboradores para diseñar y producir el disco. Como todas las misiones espaciales, se disponía de poco tiempo y dinero para tener listo el mensaje en unas pocas semanas, y toda la gente involucrada en el proyecto trabajó arduamente para terminarlo justo a tiempo. Las aventuras y desventuras del segundo gran mensaje de los terrestres hacia posibles civilizaciones fue maravillosamente narrado por Sagan, Drake y los principales colaboradores en "Murmullos de la Tierra".

    % Disco Voyager El disco ya instalado en el Voyager

    El disco contiene lo siguiente:

    • 118 fotos, 20 de ellas a color
    • Saludos en 55 idiomas
    • "Los sonidos de la Tierra": 19 sonidos diferentes
    • 27 melodías, desde música tradicional de todas partes del mundo, pasando por música clásica, hasta Johnny B. Goode de Chuck Berry.

    La joven encargada de conseguir los sonidos incluidos en el disco, Ann Druyan, era amiga de Carl y Linda desde hacía varios años. Pero fue hasta esos días, al trabajar tan estrechamente al lado de Carl, que los dos descubrieron que estaban perdidamente enamorados el uno del otro. Ann estaba comprometida con otro hombre, Carl estaba casado con Linda. Pero a la pareja no le importó sortear todos los obstáculos a su paso, y al poco tiempo Carl abandonó a su esposa para irse a vivir con Ann, con quien permaneció hasta su muerte.


    Cosmos: Un viaje personal.

    En 1979 Carl emprende la misión de su vida: escribir, producir y ser anfitrión de un ambicioso programa de televisión. "Cosmos: Un viaje personal" consta de 13 capítulos y en ellos se trata la evolución del universo, la historia de la ciencia, las últimas misiones hacia los planetas más cercanos, la posibilidad de vida extraterrestre y el peligro que representan para nuestro planeta las armas nucleares y la destrucción del medio ambiente, todo en un sólo programa.

    La serie tardó tres años en producirse e incluyó filmaciones en 40 lugares, en 12 países. De por sí el ritmo intenso de trabajo en semejante proyecto representó una presión enorme para Sagan, pero todo se le complicó cuando durante esos días a su padre se le diagnosticó cancer. Carl y Ann llevaron a los Sagan a vivir a su casa y Carl, entre filmación y filmación, viajaba a Ithaca para estar con su padre el mayor tiempo posible. Así lo hizo hasta la muerte de Samuel Sagan, acaecida en octubre de 1979.

    "Cosmos" salió al aire en septiembre de 1980. Se calcula que durante su primera transmisión fue vista por 140 millones de personas en todo el mundo, convirtiendo a "Cosmos" en la serie científica más exitosa de todos los tiempos. Carl y su equipo de producción ganaron varios premios Peabody y Emmy, y el libro, escrito conjuntamente con la serie, fue un grandioso Bestseller que se mantuvo en las listas de venta por varios años.

    En lo personal, el libro y la serie cambiaron mi vida para siempre, y por lo que me he dado cuenta, lo mismo pasó con muchas personas alrededor del mundo. Hasta ese momento Sagan había ganado varios premios: Pulitzer, Emmy, Peabody... pero ningún Premio Nobel; de hecho, nunca lo ganó. Sin embargo, Carl Sagan fue el científico que más influyó en la manera de pensar de muchos seres humanos, y nos trajo el universo a nuestras manos. A través de las pantallas de televisión nos concienzó acerca de los peligros que pueden desencadenar la destrucción de nuestro planeta y nos mostró el mundo de la ciencia durante épocas pasadas de la humanidad. Sirvió de modelo para muchos otros científicos que, contagiados por el entusiasmo de Sagan, iniciaron una era de programas y publicaciones de divulgación científica. Hoy en día son normales los canales de televisión especializados en temas científicos y sociales. Puede decirse que, en cierto modo, Sagan obtuvo un premio mucho mayor al Nobel: la gratitud de millones de personas que por primera vez vio una luz en la oscuridad de la noche. No puedo concluir esta parte sin citar un fragmento de "Cosmos", la cual nos plantea el tomar la responsabilidad que tenemos los propios humanos de mantener sana y salva a nuestra Tierra:

    "Porque somos la encarnación local del Cosmos que ha crecido hasta tener consciencia de sí. Hemos empezado a contemplar nuestros orígenes: sustancia estelar que medita sobre las estrellas; conjuntos organizados de decenas de miles de billones y billones de átomos que consideran la evolución de los átomos y rastrean el largo camino a través del cual llegó a surgir la consciencia, por lo menos aquí. Nosotros hablamos en nombre de la Tierra. Debemos nuestra obligación de sobrevivir no sólo a nosotros, sino también a este Cosmos, antiguo y vasto, del cual procedemos."

    Después de largos trámites, en 1981 Sagan por fin recibe el divorcio de Linda Salzmann, y el 1 de junio de ese mismo año se casa con su adorada Ann Druyan, su última esposa.

    Las naves Voyager ya había llegado a Jupiter y sus satélites, así como a Saturno y sus impresionantes anillos, y lentamente se dirigían hacia el espacio exterior, rumbo a Urano. No se sabía si las naves llegarían sanas y salvas hasta ese planeta, pero en todo caso seguían funcionando y transmitiendo valiosos datos a la Tierra. Sin embargo, la NASA decidió concentrarse en el transbordador espacial después del exitoso lanzamiento del Columbia y dejó de lado los proyectos de exploración espacial.

    Sagan siempre criticó agriamente al transbordador espacial; opinaba que las investigaciones que se realizaban mientras dichas naves estaban en el espacio carecían de importancia científica alguna. En una entrevista dijo:

    "En el transbordador envían a 3, 5 ó 7 persona en un envase de hojalata a 300 km de altura; pasan una semana estudiando cosas como la falta de crecimiento de tomates o algo así, y después lo llaman exploración espacial. ¡Eso no es exploración espacial! ¡Exploración espacial es ir a otros mundos!"

    En parte fue este desinterés de la NASA en futuros proyectos de exploración planetaria, pero también el nacimiento de su hija Alexandra lo que hizo que Carl se concentrara en temas más terrestres, como el deterioro del medio ambiente y el cuidado de la Tierra. En ese entonces el belicoso gobierno del Presidente Reagan se esmeraba en el proyecto "Star Wars", y el peligro de una guerra nuclear estaba más latente que nunca. Cuando Reagan anunció dicho proyecto, en marzo de 1983 Sagan sufrió una peritonitis que lo mantuvo en terapia intensiva durante varias semanas. Pero esto no impidió que desde la cama del hospital lanzara un comunicado especial en contra de la "Guerra de las Galaxias". Carl Sagan había empezado su etapa de activista.

    En ese mismo año Carl Sagan co-produjo un ensayo mediante el cual sugería que incluso una pequeña guerra nuclear podía desencadenar un invierno nuclear. Su feroz defensa del medio ambiente incluso le valió un arresto en Ground Zero, Nevada, durante una manifestación, en 1986.

    Entre su activismo, sus clases en Cornell y su puesto como Director del Laboratorio de Ciencias Planetarias, Sagan se toma el tiempo para escribir su primera novela, "Contacto", en donde narra el supuesto primer contacto con seres inteligentes provenientes de otra civilización. También conmemora el regreso del cometa Halley con su libro "El Cometa", el cual co-escribió con Ann Druyan.


    Sus últimos años.

    En 1991 nace su segundo hijo con Ann, Samuel (curiosamente, Sagan tuvo un hijo por década... durante las últimas cinco décadas). En 1992 parece que los logros que Carl Sagan cosechó durante tantos años se verían recompensados al ser postulado para formar parte de la prestigiosa Academia de las Ciencias. Pero fue saboteado por colegas envidiosos y no recibió el nombramiento. Esto fue algo que le dolió mucho, pero al año siguiente recibió de la misma Academia la Medalla del Servicio Público.

    Durante un par de años Sagan vivió tranquilo, disfrutando de la tranquilidad que él mismo buscó después de tanto tiempo de parecer no encontrar la paz en ningún lado, al lado de sus dos pequeños hijos y Ann. Pero a fines de 1994, una mancha oscura en su brazo anunciaba el principio del fin. Ante la insistencia de su esposa, Carl acudió al médico, y después de algunos exámenes de sangre se comprobó que estaba gravemente enfermo. Sufría de una rara enfermedad de la sangre llamada mielodisplasia, y la única manera de poder salvarse era mediante un transplante de médula. De otra modo moriría en menos de 6 meses.

    El donante debía ser completamente compatible, y aún así cabía la posibilidad de que el cuerpo de Sagan rechazara la médula. Su hermana Cari se prestó de todo corazón como donador, y después del transplante Carl aún debía someterse a quimioterapia, exámenes y revisiones. Con todo, trató de llevar una vida normal y continuó escribiendo libros, como "Un Punto Azul Pálido" y "El Mundo y sus Demonios", el último que él vio editarse. Durante un tiempo pareció recuperarse, pero en julio de 1996 hubo que hacerle un segundo transplante de médula, pues su cuerpo no estaba respondiendo tan bien como se esperaba.

    Estando todavía hospitalizado, Sagan recibió la noticia de que un meteorito hallado en la Antártida podía contener rastros de bacterias fósiles provenientes de Marte. Aunque algo escéptico, esto pareció inyectarle energía a su debilitado cuerpo, y por segunda vez, desde la cama de un hospital, habla con los medios de comunicación. Entrevistado por un canal de televisión, declara:

    "Si resulta que estos microorganismos son en realidad de origen biológico, las implicaciones serían profundas, porque sugerirán que la vida podría surgir no sólo en un planeta, sino en incontables planetas, se eliminaría nuestro provincianismo y nos daría un sentimiento de que ocupamos un lugar en el universo y de que no estamos solos".

    Sagan nunca pudo reponerse del segundo transplante; aún así todavía tiene energías para escribir su último libro, "Miles de millones", así como asesorar las primeras etapas de la filmación de su novela "Contact", dirigida por Robert Zemeckis y protagonizada por Jodie Foster.

    En diciembre de 1996 Carl accedió a dar algunas lecturas públicas en el área de San Francisco, pero no pudo finalizar su gira. De San Francisco fue trasladado inmediatamente a Seattle, al Fred Hutchinson Cancer Research Center donde estaba siendo tratado desde el inicio de su enfermedad. Se le diagnosticó una pulmonía adquirida fácilmente por la débil defensa que tenía ya su cuerpo contra todo tipo de amenazas bacteriales y virales desde las fuertes quimioterapias. Ya no había nada qué hacer.

    Y ahí, en Seattle, en la madrugada del 20 de diciembre de 1996, se apagó la vela de la vida de aquél que guió con entusiasmo y dedicación a millones de personas por el sendero de la ciencia y del pensamiento lógico y racional. Carl Edward Sagan cerró sus ojos para siempre, y la humanidad perdió a un gran científico y divulgador, quedando imborrable en el corazón y en la memoria de aquellos para quienes él significó una parte muy importante de su vida. Mi maestro, mi guía, mi ejemplo, había fallecido.


    Aclaración.

    Esta biografía está escrita enteramente por mí. Tomé mucha información valiosa del capítulo dedicado al Dr. Sagan del programa "Biografía", de A&E Television Networks, así como de numerosas fuentes. Sin embargo, cualquier hecho, dato, circunstancia o fecha incorrecta o inexacta son mi responsabilidad. Igualmente, los comentarios plasmados aquí son puramente subjetivos y sólo reflejan mis puntos de vista.

    Las imágenes de las naves espaciales y de los planetas son propiedad del archivo de la NASA.

    Lourdes Villarreal Lujan
    lourdesv@ienlaces.com.mx

    Astronomia Digital es una iniciativa de AstroRED y la Agrupación Astronómica de Gran Canaria (AAGC). Se permite la reproducción total o parcial de los contenidos de la revista para uso personal y no lucrativo. Para el envío de artículos o cartas de opinión debe ponerse en contacto con la redacción mediante correo electrónico en digital@astrored.org o por carta a: Astronomía Digital, Agrupación Astronómica de Gran Canaria, Apartado de correos 4240, 35080 Las Palmas de Gran Canaria (ESPAÑA).