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Editorial
Ya lo anunciábamos en editoriales anteriores. En estos últimos meses estamos
viendo cómo rumores pseudocientíficos acerca del fin del mundo se relacionan
con acontecimientos astronómicos, tan maravillosos como naturales, por otra
parte. Quizás buena parte de culpa de estos rumores sea nuestra, como
aficionados a la ciencia y a la astronomía. El público por lo general se
está mostrando muy receptivo a todas las noticias relacionadas con el
espacio. Esa fascinación, sin embargo, es aprovechada por muchas personas
para divulgar noticias catastrofistas con argumentaciones astronómicas que
nada tienen que ver con la realidad. Si el público tuviera un contacto más
cercanos con el día a día de la investigación científica y la transparencia
con la que se llevan los estudios en astrofísica y exploración espacial
probablemente no permitirían dejarse embaucar. Los medios de comunicación
públicos podrían jugar un papel importante en esta faceta de educar e
informar rigurosamente, pero en el juego de la audiencia se han olvidado de
sus ojetivos. Y de esta forma vemos como, sin parar, se convierten en
habituales personajes exóticos hablando sobre el final de los tiempos y las
artes adivinatorias sin que la voz de la Ciencia tenga ningún eco. Por esta
razón, se hace más importante que quienes estamos convencidos (no por
dogmas, sino por hechos) llenemos ese vacío. Que no se apague la vela de la
razón.
En este número encontrarás un artículo sobre la historia del Instituto de
Astrofísica de Canarias (IAC), organización a la que en Astronomía Digital
le tenemos especial respeto e, incluso, cariño. Ah, y hablando del fin del
mundo, no te pierdas el artículo sobre la extinción de los dinosaurios de
Jesús Gerardo Rodríguez.
Buenas noches... de observación, naturalmente.
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