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Víctor R. Ruiz | Astronomía Digital
El pasado mes de junio los científicos de la NASA, que acostumbran a redescubrir misteriosa y periódicamente indicios de agua en la Luna o en Marte, o un agujero negro perdido en el centro de la Vía Láctea, tuvieron que adelantar en casi siete días una rueda de prensa, a cuenta de filtraciones en Internet. El anuncio, sobre que en Marte hay también filtraciones, pero de agua, dista ser en esta ocasión de ser otro anuncio vaporoso. Con 150 pruebas, esta supone una de las noticias más esperadas por geólogos planetarios y, oportunamente, también por la sufrida agencia espacial. Marte se ha convertido de la noche a la mañana en un planeta geológicamente vivo, como la Tierra. Y es que podría haber mucho más agua en el subsuelo. Y donde hay agua, quizás, hay vida. Imagínese en mitad de un desierto, donde hace siglos que no cae una gota de agua. Y de repente, ante sus ojos, se muestra a lo lejos un oasis. ¿Será un espejismo? ¿Estará sufriendo alucinaciones? Algo así debieron sentir los miembros del equipo de imagen de la Mars Global Surveyor (MGS) al estudiar algunas de las fotografías que la sonda ha estado enviando a la Tierra desde 1997. El anuncio realizado por la NASA muestra que en el Planeta Rojo surgen espontáneos manantiales de algún líquido, creando torrentes. Marte es un desierto. Pero incluso el desierto más desértico de la Tierra es, efectivamente, un oasis si lo comparamos con las condiciones medioambientales marcianas. La temperatura media de Marte es bajísima, de cerca de -50° C, aunque en el ecuador, los termómetros en los días del verano podrían marcar por encima del cero. Estas condiciones son similares a las del polo sur terrestre, en la Antártida. Y desde luego, allí hay agua en abundancia, en forma de hielo.
El problema de Marte es su ténue atmósfera. Para que el agua se conserve en la superficie de Marte, al menos en estado sólido, la presión debería ser mucho mayor. Pero no es así. Y en estas condiciones el agua se sublima o evapora y escapa a la atmósfera. En la atmósfera marciana, compuesta en la actualidad por un 95% de dióxido de carbono, y sin una capa de ozono que lo evite, las moléculas de agua pueden ser rotas por los rayos ultravioleta. Para colmo, la poca masa de Marte hace difícil que retenga aquellas moléculas y elementos más ligeros, incluyendo la del H2O, y ya no digamos el oxígeno y el hidrógeno. Un panorama muy feo para cualquiera que pretenda darse una ducha en Marte. Aunque esta es sólo parte de la historia. En Marte existe agua en cantidades industriales en el casquete de su polo norte y queda al descubierto durante el verano. Posteriormente, las bajas temperaturas hacen que el dióxido de carbono de la atmósfera se congele y cubra el hielo (de agua). Y aún es más, desde que en 1972 la sonda Mariner 9 descubriera canales, lechos de ríos y valles, el resto de misiones, como la Mars Pathfinder y su rover, no han hecho más que confirmar que el agua corrió feliz en Marte en un pasado remoto, entre 3000 y 4000 millones de años. Pero ¿dónde fue a parar tal cantidad de agua? Parte podría haber escapado al espacio, pero muchos geólogos creían que se habría filtrado al subsuelo.
Cartel de la película "Desafío Total".Precisamente, este es el argumento de la película "Desafío Total", con Arnold Schwarzenegger y Sharon Stone. El héroe se ve embarcado en una misión interplanetaria para descubrir que, hace millones de años unos extraterrestres construyeron una máquina que sublimaba todo el hielo subterráneo de Marte, haciendo incrementar la presión atmosférica, permitiendo que el agua corriera por su superficie y terraformando el planeta... ¡y todo instantáneamente! Bueno, ya sabemos que en Holliwood nada es imposible. Lo que Malin y Edgett presentaron son evidencias de que en un pasado reciente, y quizás en la actualidad, parte de estas supuestas reservas subterráneas de agua salen a la superficie a través de paredes, originando formaciones características. Estos resultados se han obtenido a partir de unas 150 imágenes, del total de 20 000 que componen hasta el momento la videoteca de la MGS. Esta centena y media de torrentes marcianos presentan por lo general forma similar a un balcón de teatro, que sangra pared abajo. Poseen uno o dos canales principales o secundarios que fluyen también hacia abajo. En los pies de la formación se observa además un delantal de depósitos. Malin y Edgett han propuesto un modelo para explicar estas formaciones. Edgett explica que "cuando el agua se evapora, enfría la superficie, esto puede hacer que el agua detrás del afluente inicial se congele. Esto haría que la presión vaya aumentando detrás del dique helado. Finalmente, el dique se debería romper y el torrente sale hacia el barranco". El agua no saldría en estado puro, sino mezclada formando barro (con un 10% o 30% de agua), ya que de lo contario se evaporaría instantáneamente al salir a la superficie. Este proceso se repetiría periódicamente. La cantidad de agua de uno de estos torrentes podría suplir las necesidades de cien personas durante 20 años, ¡sin reciclar!
El ancho de estos torrentes ocasionales de agua es de pocos metros, por lo que su edad debe ser corta. Los geólogos planetarios suelen contar el número de cráteres de una zona para estimar su edad. En este caso, los científicos sólo han encontrado un solo impacto en un delantal de los más de 150 torrentes observados. Tampoco se han visto degradaciones por erosión en los propios torrentes. En una de las imágenes tomadas por la MGS en Nirgal Vallis, el delantal cubre parcialmente una zona de dunas. Por tanto, el torrente es más joven que las dunas. Además, las dunas tampoco presenta impacto alguno. Si esta dunas marcianas, que al igual que en la Tierra suelen moverse, son dinámicas hoy en día (algo que se desconoce a ciencia cierta) podría indicar que el torrente tiene unos pocos cientos de años. Pero ¿de dónde viene el agua en realidad y qué condiciones permiten que se encuentre en líquida en el subsuelo? Los investigadores creen que está a unos pocos cientos de metros de profundidad. El agua correría por cauces rocosos hasta encontrar en algún momento la superficie. Algo que ha suscitado la extrañeza de los científicos es la localización de los torrentes. Más del 90% se encuentra al sur del ecuador de Marte donde los terrenos son más altos (y por tanto, con menor presión) y casi todos entre 30° y 70° de latitud, lugares mucho más fríos que el ecuador. Por si fuese poco, los torrentes son amigos de las caras montañosas que reciben menos luz, aquellas que miran hacia los polos. El modelo de dique congelado puede explicar parte de estas estadísticas. En las caras que reciben mayor cantidad de energía solar, los diques no pueden formarse y el agua se evapora rápidamente impidiendo la formación de los torrentes. Vale, vale. Todo esto está muy bien, pero vamos al grano: ¿hay vida en Marte o no? Desde luego, para los estándares que se promueven en la Tierra, sin agua no hay vida. Si parece confirmarse que ayer o hace cien o unos pocos miles de años, el agua afloró a la superficie creando torrentes, eso hace casi incontestable que en el subsuelo de Marte hay agua. En qué abundancia, quedaría por saber. En cualquier caso, si en el pasado el Planeta Rojo desarrolló formas de vida, éstas podrían haberse adaptado a los cambios climáticos y pervivir en estos momentos debajo de la superficie. Desgraciadamente, a parte de las fotografías de los torrentes, esto son conjeturas.
Comparación de la morfología de un afluente marciano con uno terrestre.La NASA se ha tomado con cierta tranquilidad este anuncio y, al contrario que en 1996 cuando anunció las evidencias de microbacterias en un meteorito, ha querido llevar este asunto por los cauces científicos y no por los políticos (por cierto, algo absolutamente inusual). Es muy probable que las agencias espaciales, incluida la europea, retoquen sus programas de exploración en vista de estas evidencias, y se lancen a buscar agua en latitudes medias. La conquista del planeta por parte de humanos es aún un sueño, aunque la localización de reservas de agua de fácil acceso en esas latitudes medias aumentaría considerablemente las posibilidades de alcanzarlo. Los responsables de la NASA, de todos modos, hacian incapié en que por mucho que quisiéramos, aún no hemos desarollado la tecnología suficientes para ir a Marte.
Una pena. Después del 30 aniversario de la conquista lunar, seguimos sin poseer aún un lugar permanente en el espacio desde donde dar el salto a otros lugares de nuestro Sistema Solar. La Estación Espacial Internacional está todavía en construcción y la Mir espera su sentencia de muerte final. Paradójico. El Sputnik se lanzó en 1957 y sólo doce años después el Apollo 11 llegó a la Luna en 1969... Durante los treinta y dos años siguientes, hemos seguido dando vueltas a nuestro propio planeta. Pero el tiempo sigue jugando a favor de la evolución, de otra especie, porque mientras no nos preocupamos de buscar otro techo para emplazar colonias humanas, las probabilidades de impacto con un asteroide o un cometa siguen aumentando. ¿A qué esperamos? ¡Demos el salto!
Bibliografía
Víctor R. Ruiz
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